Hazlo tú mismo


 

 Desde los márgenes

 

El ultimo autor español que consiguió llegar a número uno en la lista de libros más vendidos en algún país europeo (excluyendo Portugal) fue Javier Marías en 1996 con "Corazón tan blanco". Sin embargo, con mucha frecuencia las listas de libros más vendidos en España las coronan autores franceses, ingleses, suecos, irlandeses, norteamericanos, etc. ¿Tenemos un potencial creativo inferior? ¿Es porque aquí se lee menos? Las grandes editoriales españolas juegan un papel fundamental a la hora de exportar nuestra cultura, y carecen de interés, o son incapaces, de crear los medios para que de vez en cuando (¡aunque sea de muy vez en cuando!) se escuche una voz nueva. La causa de ese entumecimiento  hay que buscarla sin duda en los mecanismos internos de cómo funciona todo, algo que se resume perfectamente con la frase: "aquí el que tiene padrino se santigua, y el que no..."


La mayoría de los que hoy publican con el sello de alguna editorial importante son periodistas y por consiguiente tienen conexiones, saben qué hacer para que el manuscrito llegue a las manos correctas. Es un dato cierto, y contrastable, que  la mayor parte de los autores capaces de ganar concursos de renombre y copar las listas de ventas en el último lustro lo han hecho con novelas sobre Madrid, la Guerra Civil, o una colusión de ambos temas. Tan de moda sigue estando el pasado, que tal vez nos hemos convertido sin darnos cuenta en seres semejantes a los monstruos que se encontró Dante al descender al octavo foso del espantoso Averno, condenados a tener siempre la vista vuelta hacia atrás, y tan deformes, que las lágrimas que corrían por sus mejillas continuaban haciéndolo luego sobre la espina dorsal. Vivimos una centralización de la literatura (en castellano) de tal calibre, que si Torrente Ballester escribiera hoy La saga/fuga de J.B no podría encontrar editor, pues a la luz de los criterios vigentes escribir una historia ambientada en Castroforte de Baralla o Villasanta de la Estrella es algo de mal gusto y que no vende. Y no es que esto lo diga yo. Recientemente se ha publicado en la revista cultural Jotdown Magazine la entrevista a un CEO de Editorial Planeta por cuya mesa, según sus propias palabras, pasan docenas de manuscritos cada día. A la pregunta de si "es tan importante que la propuesta del autor sea buena como que sepa vender o sea famoso", él respondió:

Lo que sí es determinante es que el autor tenga una comunidad previa de seguidores, una tribu que esté esperando su libro como agua de mayo, que apenas lo anuncie vayan a las librerías a comprarlo, lo lean rápido y lo recomienden a sus amigos y en sus redes sociales.

Decir que Camilo José Cela, o tantos otros transgresores, no podrían publicar hoy en día las novelas que se leían con gusto hace décadas es una falacia, pues siempre les iba a quedar la opción de publicarlas, por su cuenta y riesgo, en AMAZON. En realidad, tiene más cosas en común de lo que parece con los movimientos de autogestión y el “hazlo tú mismo” que florecieron tras la estela del anarquismo clásico, ahí todo se pone bajo el arbitrio del lector y de nadie más, es el único medio donde la meritocracia funciona y la buena literatura* puede abrirse camino. Tanto es así, que el mismo CEO de la editorial Planeta, al final de la entrevista, afirma que para ver si un libro podría encajar en el mercado:

...yo me lo mando primero al Kindle para echarle un vistazo.



 



*no me estoy refiriendo aquí a alta literatura, ni siquiera a literatura de calidad destinada a lectores experimentados. Si el Ulises de Joyce es una delicatesen para una mente culta y preparada, no tiene menos merito el de Harry Potter capaz de enganchar al adolescente español que nunca antes había terminado un libro, o que hace nacer en una niña china el deseo de viajar algún día a Europa y perderse en los castillos medievales del Reino Unido. Aunque tengan la misma forma (de libro) se trata de dos cosas muy distintas, pero ninguna literatura es despreciable y el acicate capaz de hacernos dar el primer paso en esa escalera sublime quizás merezca más mérito que todos los demás. Nadie tiene autoridad para pontificar sobre qué es, o deja de ser, buena literatura, y quién hoy lee a Harry Potter o El Alquimista de Paulo Coelho se está capacitando para adentrarse mañana en universos literarios más complejos, o simplemente distintos en su composición y temática. Toda la leña que arde, calienta. 














                  

                       




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