PI


 

"Al abrir los ojos de nuevo, podía verlo y entenderlo todo: Laura era un neutrón y yo un protón, aquellas gaviotas una nube de electrones girando en torno nuestro, cada uno en su órbita asignada y sin chocarse. Desde tan extraordinario Aleph alcé la vista al firmamento para descubrir la imagen de eso que los arqueólogos llaman un Pi (disco de jade con un agujero en medio con que los chinos prehistóricos acostumbraban enterrar a sus muertos). Tan parecido al aro de calamar que Laura sostenía sobre su cabeza, me hizo comprender que todo cuanto existe estaba allí conmigo, y nada que no se encontrase en mi interior podía haber existido alguna vez o llegar a existir en el futuro. Al dirigir la vista hacia mar, también este me desveló sus secretos. En las orillas de aquel finisterrae europeo ocurrió una vez la caída del hombre, quien dejaba de ser niño al darse cuenta de que no podría seguir más por tierra la estela que va dejando el dios Sol, o como quiera que llamaran entonces al gran hacedor de la luz, para llegar a conocer su morada, esa tierra prometida que está fuera del laberinto y a donde durante eras creímos pertenecer. Advirtiendo de pronto la presencia de aquel símbolo arcano (Pi) en todo cuanto existe, caí de rodillas sobre el mullido nylon al comprender lo que significó para los antiguos habitantes de Asia central: una verdad tan simple que se encuentra contenida en la forma de una rosquilla, pero tan trascendental como darse cuenta de que todo cuanto existe es un círculo. Y tú y yo estamos en él." 


La Plaza del Tripi - Eloy Vidal 



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